Capítulo 2


¿Exactamente cuáles son?

Ahora es momento de ver exactamente cuáles son los Diez Mandamientos. Al conocer estos mandamientos tendremos una idea clara de cómo nos irá en aquel día, cuando seamos juzgados por Dios. Solo daremos un repaso rápido a cada uno de ellos. Durante este repaso, sabremos qué tan complicado es cumplir con estas leyes.

El primer y segundo mandamiento van muy unidos. En el primer mandamiento Dios nos dice “No tendrás otros dioses además de mí”, mientras que en el segundo nos dice “No tendrás ídolos”. ¿A qué se refiere esto? Básicamente Dios nos manda a reconocerlo a Él como el único Dios y a dejar de lado cualquier otro ídolo que tengamos en nuestra vida. ¿Qué son los ídolos? Cualquier cosa que nosotros consideremos más importante que Dios, se convierte en un ídolo en nuestra vida. ¿Realmente es posible poner a Dios en primer lugar? Es posible, más adelante te diré cómo.

El tercer mandamiento es muy curioso y dice “No usarás el nombre de Dios en vano”. Este mandamiento se refiere a usar el nombre de Dios sin ningún propósito. De hecho, este mandamiento podría ser el más fácil de todos. A pesar de ser un mandamiento tan sencillo, solemos romperlo muy a menudo. Algunos ejemplos de usar el nombre de Dios en vano: cuando usamos el nombre de Dios como si fuera una grosería; cuando usamos el nombre de Dios para hacer juramentos; cuando usamos el nombre de Dios para burlarnos de Él; cuando usamos el nombre de Dios en frases como “¡Santo Dios!”, “¡Dios bendito!”, etc. En realidad, existen muchas formas de usar el nombre de Dios en vano. Este mandamiento es curioso porque al igual que a nosotros no nos gusta que jueguen con nuestro nombre (o apellido), a Dios tampoco le agrada que jugamos con el suyo.

El cuarto mandamiento nos dice “Acuérdate del día de reposo”. Dios nos ha dado siete días en la semana y nos demanda que, en uno de ellos, le mostremos gratitud por todo lo que nos ha dado. Sin embargo, la mayor parte del tiempo estamos tan ocupados, que ni siquiera recordamos dar gracias a Dios por nuestra vida.

El quinto mandamiento dice “Honrarás a tu padre y a tú madre”. Básicamente este mandamiento nos señala que debemos respetar a nuestros padres. Si nunca has desobedecido a tus padres, nunca les has contestado de mala gana y nunca has hablado mal de ellos, entonces podríamos decir que has cumplido con este mandamiento. Parece fácil, pero no lo es, ¿verdad?

El sexto mandamiento nos dice algo muy sencillo de entender: “No mataras”. A menos que seas un psicópata, este mandamiento podría parecerte muy fácil de cumplir. Sin embargo, un día Jesús decidido añadirle algo a este mandamiento. Jesús enseño que odiar y maldecir a nuestro prójimo es como matar delante de Dios. Esto nos enseña algo importante, que involucra a los demás mandamientos, nos enseña que Dios no solo juzga nuestras acciones, también juzga nuestros pensamientos e intenciones.

El séptimo mandamiento nos dice “No cometerás adulterio”. Este mandamiento es fácil de entender, Dios nos dice que no debemos tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Sin embargo, tal como sucede en el mandamiento anterior, Jesús añadió algo más a este mandamiento. Jesús enseñó que, con solo mirar y codiciar a otra persona, ya estamos adulterando en nuestro corazón. Como seguramente ya lo sabes, este mandamiento es uno de los más difíciles de cumplir.

El octavo mandamiento nos dice “No robarás”. Debemos entender bien que es robar. Robar es el acto de tomar algo que no nos pertenece. No importa el valor, si vale mucho o vale poco. Tampoco importa la procedencia, si era de alguien rico o alguien pobre. El simple acto de tomar algo que no nos pertenece, ya es robar. Entonces, robar puede ser algo tan evidente como tomar algo en el supermercado y no pagar por ello, hasta cosas más simples como ver películas piratas o quedarnos con el cambio cuando nos dan de más.

El noveno mandamiento nos dice “No mentirás”. Este es otro de los mandamientos más sencillos y al mismo tiempo más difíciles de cumplir. Básicamente Dios nos dice que no debemos decir mentiras. Una mentira es ocultar la verdad para nuestro beneficio.

El décimo y último mandamiento nos dice “No codiciarás”. Cuando no somos felices con lo que tenemos, solemos codiciar otras cosas. Codiciar es eso que hacemos cuando deseemos algo que no podemos tener, es lo contrario a estar felices con lo que Dios nos ha dado.

El resultado

Después de analizar cada uno de los mandamientos, entendemos lo difícil que es para nosotros cumplir con ellos. Podemos afirmar que, a lo largo de nuestra vida constantemente estamos rompiendo alguno de estos mandamientos. Veremos las implicaciones de esto en el siguiente capítulo.